Deambulando entre las estupas de Kakku

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Kakku, sorprendentemente alejado de los itinerarios turísticos tradicionales, es la más asombrosa y loca colección de estupas del mundo. Unas 2500, de todas las antigüedades, tamaños y estilos, se agolpan en un espacio relativamente reducido… y en la más absoluta soledad. Unas son sencillas, otras están profusamente decoradas.

Paseando entre ellas uno no puede por menos que sentir perplejidad ante las cosas tan extremas y peculiares que a veces construimos los humanos con tiempo y tesón. Deambular sin rumbo por el laberinto que forman es una experiencia casi surrealista, acrecentada por la ausencia de visitantes y la omnipresencia de los únicos sonidos del lugar; el rumor del viento y el tintineo de los cascabeles que penden de los pináculos que, al ser mecidos, preñan el ambiente y completan la sensación de irrealidad.

Ni el cielo, uniforme y plomizo, ni la luz, gris y aburrida, acompañaban a mis intenciones fotográficas… solo al final, con el sol casi poniéndose, el horizonte se abrió, bañando de luz naranja las estupas y ofreciendo un espectáculo extraño sobre un telón gris tormentoso.

Paciencia, siempre paciencia… tuya y de los que te acompañan 😉