Nuevas fotos

Casi al azar

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La fotografía es una actividad agradecida. Realmente la cámara no hace al fotógrafo, a no ser que lo qe uno busque sea algo muy específico… si tu mente está abierta, un móvil y una aplicación de lomogafía como Hipstamatic te pueden ayudar a captar cosas, cuando menos, interesantes.

Ojala otros artes te dieran tanto por tan poco…

 

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Deambulando entre las estupas de Kakku

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Kakku, sorprendentemente alejado de los itinerarios turísticos tradicionales, es la más asombrosa y loca colección de estupas del mundo. Unas 2500, de todas las antigüedades, tamaños y estilos, se agolpan en un espacio relativamente reducido… y en la más absoluta soledad. Unas son sencillas, otras están profusamente decoradas.

Paseando entre ellas uno no puede por menos que sentir perplejidad ante las cosas tan extremas y peculiares que a veces construimos los humanos con tiempo y tesón. Deambular sin rumbo por el laberinto que forman es una experiencia casi surrealista, acrecentada por la ausencia de visitantes y la omnipresencia de los únicos sonidos del lugar; el rumor del viento y el tintineo de los cascabeles que penden de los pináculos que, al ser mecidos, preñan el ambiente y completan la sensación de irrealidad.

Ni el cielo, uniforme y plomizo, ni la luz, gris y aburrida, acompañaban a mis intenciones fotográficas… solo al final, con el sol casi poniéndose, el horizonte se abrió, bañando de luz naranja las estupas y ofreciendo un espectáculo extraño sobre un telón gris tormentoso.

Paciencia, siempre paciencia… tuya y de los que te acompañan 😉

  

En el hogar de los Nat

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Los Nat son unos espíritus Birmanos, previos al budismo, que han sido integrados en la versión de esta religión que impera en el país. En lo alto del Monte Popa, un cuello volcánico cilíndrico, está el monasterio Popa Taungkalat, hogar espiritual de los Nat.

Desde una montaña vecina la vista es impresionante, siempre cambiante bajo la activa meteorología Birmana. Sentarse tranquilamente a ver pasar las nubes y los aguaceros sobre tan singular paraje mientras el sol se pone fue un placer singular. Espero que las fotografías lo reflejen.

 

Kalaw

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La pequeña localidad de Kalaw es una pista de lanzamiento al paraíso fotográfico que es la Birmania rural.

Tuvimos la suerte de hacer la excursión que aparece en este mapa, tal y como quedó registrada en el GPS del móvil:

 La afabilidad de la gente, sencillamente, hace el resto…

 

La teoría del todo

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Si algo tiene de hermoso la física es lo increíblemente imaginativa y loca que puede llegar a a ser. Durante centenares de años nos hemos esforzado como especie en ampliar nuestro conocimiento siguiendo dos vías completamente distintas, la de explorar lo inmensamente grande y lo infinitesimalmente pequeño.

El primer camino es el de los astrónomos y cosmólogos. En una aventura colectiva sin parangón, que dura ya varios siglos y en la que hemos cambiado la imagen que tenemos sobre nosotros mismo y sobre nuestro rol en el universo, si es que realmente tiene sentido que tengamos alguno. De ocupar el centro de un universo estático y estar hechos a imagen y semejanza de Dios, hemos pasado a ser una especie más, que se ubica en un planeta más, en las afueras de una galaxia más, en un universo que se expande. Quizás no deberíamos darnos tanta importancia en nuestras pequeñas miserias…

En el proceso nos hemos maravillado de las delicias que para nuestro espíritu explorador nos reservaba el universo: infinitas galaxias de formas elegantes, planetas hermosos, con las condiciones más increíblemente variables en su superficie, nebulosas de colores que nos hacen volar la imaginación…, y el premio gordo, la vida más allá de la tierra, esperándonos quizás en una helada luna de Jupiter.

Nuestra exploración de la otra vía, la del mundo microscópico, no ha sido menos fascinante. Como niños que abren una matrioska, hemos ido penetrando en un mundo ajeno a nuestra experiencia y a nuestra intuición, el de los átomos y el de la física que los rigen, la mecánica cuántica. En este mundo de Alicia, lo extraño es norma, con objetos que parecen comportarse de una forma y su contraria a la vez. Esta teoría ha sido comprobada una y otra vez con una precisión sin precedentes, pero escapa a nuestra comprensión intuitiva, como si fuera la obra de un chamán drogado. En nuestro empeño de entender el mundo desde su base, hemos llegado a la gran simplificación: con cuatro fuerzas, unos pocos quarks, electrones y alguna partícula más somos capaces de describir todo el mundo material que nos rodea. Un logro absolutamente impresionante si pensamos que en 1900 muchos químicos aún negaban la existencia de los átomos.

Los físicos adoran la sencillez y la elegancia en sus modelos del mundo, y cuando utilizan estos criterios estéticos en el planteamiento de sus teorías, suelen acertar. Einstein lo hacía sistemáticamente.

Sin embargo, hay algo que no es hermoso en nuestro planteamiento actual del cosmos. La relatividad general y la cuántica simplemente no encajan. Es como si explicarán, una de espaldas a la otra, aspectos distintos de la realidad. Tiene que haber más debajo, algo sencillo y elegante, de forma que las dos grandes teorías sean solo una expresión aplicable a ciertas escalas espaciales y temporales. Los dos mundos, el de lo inabordablemente grande y el subatómico, por muy profundamente distintos que parezcan, deben estar íntimamente ligados. Esa es la obsesión de la física teórica desde hace décadas, encontrar una “teoría del todo” capaz de unificar estas dos catedrales del ingenio humano, y si es posible hacerlo en la forma de algo sencillo.

Esta unificación, una teoría del todo, como la llaman los físicos es el mayor reto intelectual que la humanidad ha abordado, y se nos sigue resistiendo. En el empeño de avanzar nos hemos ido dotando de instrumentación cada vez más sofisticada para explorar esto dos mundos. El año pasado tuve el privilegio de poder visitar el CERN, el mayor experimento de la historia, y los telescopio de La Palma, aquí en España. En esta isla está el mayor telescopio de mundo, el Grantecan, parcialmente construido en nuestro país. Sin duda debería ser un orgullo para nosotros, pero por alguna razón que se me escapa, parece que nadie lo sabe.

Estas son las fotos de aquellas visitas.

 

 

El instante decisivo

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“De todos los medios de expresión, la fotografía es el único que fija el instante preciso. Jugamos con cosas que desaparecen y que, una vez desaparecidas, es imposible revivir… …Para nosotros, lo que desaparece, desaparece para siempre jamás: de ahí nuestra angustia y también la originalidad esencial de nuestro oficio.”
Henri Cartier-Bresson

 

El cielo protector

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… Como no sabemos cuando vamos a morir, creemos que la vida es un pozo inagotable. Sin embargo todo sucede sólo un cierto número de veces. Y no demasiadas. ¿En cuántas ocasiones te vendrá a la memoria aquella tarde de la infancia, una tarde que ha marcado el resto de tu existencia? Una tarde tan importante que ni siquiera puedes concebir el resto de tu existencia sin ella. Quizá cuatro o cinco veces. Quizás ni siquiera eso. ¿Y cuántas veces más contemplarás la luna llena? Quizás veinte. Y sin embargo, todo parece ilimitado… (Paul Bowles, “El cielo protector”)

 

Un capricho en Blanco y Negro

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A veces, por muy poderosos que sean los colores, el blanco y negro es capaz de transmitir mejor la sensación de irrealidad que produce un paisaje casi alienígena.
Dos vistas desde una duna pristina, procesadas imitando la estética impresionista del Nosferatu de Murnau. Menuda conexíon extraña…. de la desolación del desierto africano a la mente de un cineasta alemán… el poder evocador de la fotografía en marcha…

 

Dakar

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He actualizado el menú de lugares y he incluido las fotos de los tres días que estuve por trabajo en Dakar. Obviamente aproveché cada minuto libre para visitar la ciudad como pude…

Quizás lo mejor, aunque no en cuanto a fotografía, fueron las dos cenas en un club de música en vivo que se llamaba “Just 4 U”. Maravillosa música africana.

La foto que ilustra este texto tiene su historia divertida…. la tomé en un puesto que estaba a la entrada de un mercado un tanto oscuro, al que me acerqué no sin cierta aprensión. Nada mas pasar la puerta estaba este chico, charlando con unos amigos. Al verme, supongo que para reírse un poco de mi con los colegas , me espetó bastante iracundo que ahí no se podían hacer fotos. No se como se me ocurrió, pero le respondí, con cara de cachondeo, que desde luego a el no le iba a sacar ninguna, que era muy feo… y claro, ¡o se cabreaba o se reía! Afortunadamente fue lo segundo… con lo que le pude hacer la foto que veis: la curiosa imagen del calvo que regenta la tienda de pelucas en un mercado de Dakar

 

 

Sea song

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Si tenéis un rato tonto, estas son las instrucciones para ver este post. Os descargáis las fotos en tamaño grande, a través del enlace de cada foto en la web, y os ponéis de fondo esta canción de Pat Metheny: Sea song.

Después, con calma, veis las fotos a pantalla completa.

Imagino que nadie va a hacer esto, como es natural, pero la música transmite los mismos sentimientos que las fotos: hay algo etéreo, inanimado y hermoso en estos paisajes. No hay árboles, no hay seres humanos, y no debe haberlos. Algo atávico nos dice que son como deben ser. Y parte de nosotros los añora, cono si estuvieran codificados en nuestro ADN, a la vez que otra los teme. Son de otro mundo, a la vez que el nuestro es perfectamente reconocible en ellos…

Curioso… me acabo de dar cuenta de la referencia que he introducido al ADN… no se si es convergencia de pensamiento o simple copia involuntaria por mi parte, pero algo muy parecido aparece en el principio Prometheus, la reciente y, según algunos que-yo-me-se, discutible película de Ridley Scott. El lago de la foto aparece en las primeras tomas aéreas, justo antes de la referencia a nuestro origen genético.

Si todo esto os da pereza, por lo menos escuchad la canción un día que tengáis calma y paz de espíritu. Eso que habréis ganado. Es una obra maestra.